Biblioteca del Cáncer

Leucemia mieloide en adultos

Panorama general

La leucemia es un cáncer de la sangre. Comienza cuando las células sanguíneas normales cambian y proliferan sin control. La leucemia mieloide aguda (acute myeloid leukemia, AML) es un trastorno del proceso que normalmente produce neutrófilos, glóbulos rojos y/o plaquetas, que son tipos de células sanguíneas normales. La AML a veces se denomina leucemia mielógena aguda, leucemia mielocítica aguda o leucemia no linfocítica aguda. A diferencia de la leucemia crónica, la leucemia aguda evoluciona rápidamente y, por lo general, requiere tratamiento inmediato. La AML se presenta en personas de todas las edades, pero es más frecuente en adultos mayores de 65 años.

Acerca de los neutrófilos

Los neutrófilos combaten las infecciones producidas por bacterias y otros organismos. Los neutrófilos maduros se desarrollan a partir de glóbulos blancos inmaduros, también llamados progenitores, en un proceso denominado diferenciación. Generalmente, la producción de neutrófilos maduros está muy regulada. Por ejemplo, el cuerpo produce rápidamente más neutrófilos durante una infección, y regresa a un nivel regular de producción cuando la infección está controlada.

Acerca de la AML

En la AML, el daño en el material genético o ADN, que se denomina mutaciones adquiridas en las células formadoras de sangre, causan problemas con el desarrollo normal de las células sanguíneas. Esto ocasiona la acumulación de muchas células inmaduras denominadas mieloblastos o blastocitos. Los blastocitos no actúan como células sanguíneas sanas totalmente desarrolladas y no ayudan al funcionamiento del sistema inmunitario de una persona. Tales mutaciones adquiridas y la gran cantidad de blastocitos también reducen la producción de glóbulos rojos sanos, que transportan oxígeno, y de plaquetas sanas, células que ayudan a que la sangre se coagule. Por lo tanto, las personas con AML generalmente están anémicas debido a que no tienen suficientes glóbulos rojos, son más propensas a contraer infecciones porque no tienen suficientes neutrófilos maduros y experimentan hematomas o sangrado con facilidad debido a que tienen un recuento bajo de plaquetas.

Habitualmente, la AML se encuentra en la sangre y en la médula ósea, el tejido rojo y esponjoso que está en el interior de los huesos más grandes, pero, a veces, también se puede diseminar a otras partes del cuerpo, como el cerebro, la piel y las encías. En ocasiones, las células de AML pueden formar un tumor sólido denominado sarcoma mieloide o cloroma, que se puede desarrollar en cualquier parte del cuerpo.

En esta sección se trata la AML en adultos. Lea acerca de la AML en niños.

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Diagnóstico

Los médicos utilizan muchas pruebas para diagnosticar la leucemia y determinar el subtipo. Algunas pruebas también pueden determinar qué tratamientos pueden ser los más eficaces. Para la mayoría de los tipos de cáncer, una biopsia es la única forma que permite formular un diagnóstico definitivo de cáncer. Si no se puede realizar una biopsia, el médico puede sugerir que se lleven a cabo otras pruebas que ayuden a establecer un diagnóstico. Las pruebas por imágenes también se pueden usar para obtener más información sobre la causa de sus síntomas. Esta lista describe opciones para el diagnóstico de AML y no todas las pruebas mencionadas se usarán para todas las personas. Su médico puede considerar estos factores al elegir una prueba de diagnóstico:

  • Edad y afección médica
  • Tipo de cáncer que se sospecha
  • Signos y síntomas
  • Resultados de pruebas anteriores

Se pueden utilizar las siguientes pruebas para diagnosticar la AML:

Análisis de sangre

Para diagnosticar la AML, el médico pedirá análisis de sangre para realizar un recuento de los glóbulos blancos y ver si tienen un aspecto anormal en la observación con el microscopio. En ocasiones, se recurre a pruebas especiales denominadas citometría de flujo, o inmunofenotipificación, y citoquímica para distinguir a la AML de otros tipos de leucemia y para determinar el subtipo exacto de la enfermedad.

Aspiración y biopsia de médula ósea

Estos dos procedimientos son similares y a menudo se realizan al mismo tiempo para examinar la médula ósea. La médula ósea tiene una parte sólida y una líquida. En la aspiración de médula ósea se extrae una muestra del líquido con una aguja. La biopsia de médula ósea consiste en la extirpación de una pequeña cantidad de tejido sólido con una aguja. Luego, la(s) muestra(s) es (son) analizada(s) por un patólogo. Un patólogo es un médico que se especializa en interpretar análisis de laboratorio y evaluar células, tejidos y órganos para diagnosticar enfermedades. Un lugar frecuente para realizar una aspiración de médula ósea y una biopsia es el hueso pélvico, el cual está ubicado en la región lumbar junto a la cadera. La piel en dicha área se adormece de antemano con medicamentos, y se pueden utilizar otros tipos de anestesia (medicamentos para bloquear la sensibilidad del dolor).

Pruebas genómicas

Es posible que su médico recomiende realizar análisis de laboratorio en las células de leucemia a fin de identificar genes específicos, proteínas, cambios en los cromosomas y otros factores exclusivos de la leucemia. Los estudios de cromosomas denominados citogenética se usan para detectar cambios genéticos en los blastocitos de AML. Además, se ha descubierto que varias mutaciones genéticas específicas en las células de AML pueden ayudar a determinar el pronóstico de una persona, o la probabilidad de recuperación. Ahora, estos análisis moleculares se están realizando con más frecuencia cuando la AML se diagnostica por primera vez. Los resultados de estas pruebas ayudarán a decidir sus opciones de tratamiento (consulte la sección Tratamiento).

Pruebas por imágenes

PLa tomografía computarizada o la tomografía axial computarizada (computerized tomography, CT o computerized axial tomography, CAT) permite crear una imagen tridimensional del interior del cuerpo. Las imágenes por resonancia magnética (magnetic resonance imaging, MRI) utilizan campos magnéticos, en lugar de radiografías, para producir imágenes detalladas del cuerpo. Se administra un tinte especial, denominado medio de contraste, antes de la exploración, a fin de crear una imagen más clara. Este tinte se puede inyectar en una vena del paciente o puede administrarse en forma de pastilla para tragar. Estas pruebas pueden utilizarse para obtener más información sobre la causa de los síntomas o para ayudar a diagnosticar infecciones en pacientes con AML. No se usan regularmente para averiguar qué tan diseminada está la AML porque con frecuencia, la enfermedad se ha diseminado en toda la médula ósea cuando se diagnostica por primera vez.

Punción lumbar, también denominada punción espinal

Una punción lumbar es un procedimiento por el cual un médico utiliza una aguja para extraer una muestra de líquido cefalorraquídeo (cerebral spinal fluid, CSF) para analizar la composición del líquido y para averiguar si contiene células cancerosas o sangre. El CSF es el líquido que circula por el cerebro y la médula espinal. Los médicos generalmente utilizan anestesia para adormecer la región lumbar antes del procedimiento. El CSF se examina luego con el microscopio para detectar la presencia de células de AML

Después de que se realicen las pruebas de diagnóstico, su médico revisará todos los resultados con usted. Si el diagnóstico es AML, estos resultados también ayudarán al médico a describir la enfermedad; esto se denomina subtipificación.

Signos y síntomas

Las personas con AML pueden experimentar los siguientes síntomas o signos. A veces, las personas con AML no manifiestan ninguno de estos síntomas. O bien, estos síntomas pueden producirse por otra afección médica que no sea cáncer.

  • Fatiga
  • Debilidad
  • Sangrado o aparición de hematomas con facilidad
  • Pérdida de peso
  • Fiebre
  • Dolor en los huesos o abdominal
  • Dificultad para respirar; disnea
  • Infecciones frecuentes o infecciones que no desaparecen
  • Ganglios o nódulos linfáticos inflamados
  • Encías inflamadas o sangrantes
  • Dolor torácico
  • Mareos
  • Ciclo menstrual inusualmente largo en el caso de las mujeres
  • Nódulos en la piel
  • Erupción
  • Heridas o llagas que no desaparecen
  • Dolor de cabeza
  • Visión borrosa

Si le preocupan uno o más de los signos o síntomas de esta lista, hable con su médico. Su médico le preguntará desde cuándo y con qué frecuencia ha tenido el(los) síntoma(s), entre otras preguntas. Esto es para ayudar a averiguar la causa del problema, es decir, el diagnóstico.

Si se diagnostica cáncer, el alivio de los síntomas sigue siendo un aspecto importante de la atención y del tratamiento. Esto también puede denominarse manejo de los síntomas, cuidados paliativos o atención médica de apoyo. Asegúrese de hablar con su equipo de atención médica sobre los síntomas que experimenta, incluidos cualquier síntoma nuevo o un cambio en los síntomas.

Subtipos

Hay diferentes maneras de clasificar los subtipos de AML. Aunque todos los subtipos ocasionan disminuciones de los niveles normales de células sanguíneas, los diferentes tipos de AML se asocian con síntomas y problemas específicos. Además, cada subtipo puede comportarse de forma diferente después del tratamiento.

Morfología

La AML primero se describe por su morfología, o el aspecto de las células cancerosas bajo el microscopio. La AML se clasifica según el tipo de glóbulo blanco inmaduro y normal al que se asemeja en mayor detalle.

La mayoría de los pacientes con AML tienen un subtipo denominado leucemia mieloide, que significa que el cáncer está en las células que normalmente producen neutrófilos. Otros pacientes tienen un tipo de AML que se denomina leucemia monoblástica o monocítica. En la leucemia monocítica, las células se parecen a glóbulos blancos denominados monocitos. Las células de leucemia también pueden ser una mezcla de células mieloblásticas y monocíticas.

A veces, la AML parece provenir de las células que producen los glóbulos rojos, denominadas células eritroides, o de las plaquetas, denominadas células megacariocíticas. La leucemia promielocítica aguda (acute promyelocytic leukemia, APL) es un subtipo de AML único, en el que la célula cancerosa deja de madurar cuando se encuentra en un estadio denominado estadio promielocito o progranulocito. La APL está asociada con una traslocación entre los cromosomas 15 y 17 [t(15;17)].

La citometría de flujo es una prueba de la sangre que puede identificar proteínas específicas en la superficie de las células anormales y, en ocasiones, se utiliza para encontrar la diferencia entre estos subtipos.

El sistema de clasificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye estos grupos principales:

  • AML con anomalías genéticas recurrentes, es decir, con cambios cromosómicos específicos
  • AML con displasia multilinaje, oanomalías en la apariencia de las células sanguíneas
  • AML relacionada con terapia que daña las células, también denominada neoplasma mieloide relacionado con la terapia
  • AML sin otra clasificación

La clasificación franco-americana-británica (French-American-British, FAB) es un sistema más antiguo para describir la AML, pero todavía se utiliza frecuentemente y se detalla a continuación como referencia.

M0: Mieloblástica sin diferenciación

M1: Mieloblástica con escasa maduración o sin maduración

M2: Mieloblástica con maduración

M3: Promielocítica

M4: Mielomonocítica

M4eo: Mielomonocítica con eosinófilos

M5a: Monocítica sin diferenciación (monoblástica)

M5b: Monocítica con diferenciación

M6: Eritroleucémica

M7: Megacariocítica

Citogenética

La AML también se clasifica de acuerdo con los cambios citogenéticos, o en los cromosomas, que se producen en las células de leucemia. A veces, el médico puede descubrir estos cambios al examinar con el microscopio los cromosomas en células que se dividen, mientras que otros cambios pueden detectarse solamente con pruebas moleculares muy específicas capaces de identificar cambios muy pequeños en el ADN.

Ciertos cambios cromosómicos están íntimamente vinculados con la morfología de las células de AML. Lo más importante es que los cambios cromosómicos ayudan a los médicos a determinar las mejores opciones de tratamiento debido a que, a veces, estos cambios pueden predecir la eficacia del tratamiento intensivo. Con frecuencia, estos cambios cromosómicos se agrupan de acuerdo con la probabilidad que tiene el tratamiento de funcionar contra el subtipo de AML. (Nota: todos los cromosomas se enumeran de uno a 22; los cromosomas sexuales se denominan “X” o “Y”. Las letras “p” y “q” se refieren a los “brazos” o las áreas específicas del cromosoma).

Algunos de los cambios cromosómicos más frecuentes se agrupan de la siguiente manera:

Favorables

Los cambios cromosómicos asociados con un tratamiento más exitoso incluyen anomalías en las bandas p13 y q22 del cromosoma 16 [t(16;16)inv(16)(p13q22)], una traslocación (intercambio de material genético) entre los cromosomas 8 y 21 [t(8;21)].

Intermedios

Los cambios asociados con un pronóstico menos favorable incluyen cromosomas normales, en donde no se detectan cambios, y una traslocación entre los cromosomas 9 y 11 [t(9;11)]. Muchos otros subtipos se consideran parte de este grupo, en particular aquellos con uno o más cambios moleculares específicos. A veces, las copias adicionales del cromosoma 8, o la trisomía 8, pueden clasificarse como riesgo intermedio en contraposición a desfavorable (consulte a continuación).

Desfavorables

Los ejemplos de cambios cromosómicos que están relacionados con un tratamiento menos exitoso o con una probabilidad baja de cura de la AML, incluyen copias adicionales de los cromosomas 8 o 13 [por ejemplo, la trisomía 8 (+8)], la eliminación de todos o parte de los cromosomas 5 o 7, un cambio complejo en muchos cromosomas y cambios en la banda q26 del cromosoma 3.

En general, los cambios favorables ocurren más frecuentemente en los pacientes más jóvenes, mientras que los cambios desfavorables son más frecuentes en los pacientes mayores de 60 años. La eficacia del tratamiento aún varía ampliamente en cada uno de estos grupos. El tratamiento es exitoso a largo plazo para entre el 50 % y el 60 % de los pacientes menores de 60 años con AML que se clasifica como favorable y para menos del 10 % de los pacientes menores de 60 años con AML que se clasifica como desfavorable. En los pacientes mayores de 60 años, el pronóstico es considerablemente peor. La eficacia del tratamiento también depende de otros factores, incluidos la edad del paciente y la cantidad de glóbulos blancos. No se puede predecir con precisión qué probabilidad tiene una persona con AML de que el tratamiento sea exitoso.

Cambios moleculares

Las mutaciones de los genes que son demasiado pequeñas para observar con un microscopio y no se pueden detectar con pruebas citogenéticas, se han detectado mediante el uso de pruebas denominadas pruebas moleculares. Por ejemplo, los pacientes con cambios en los genes NPM1 o CEBPalpha tienen un mejor resultado a largo plazo, mientras que la quimioterapia (consulte la sección Tratamiento) no funciona tan bien para los pacientes con cambios en el gen FLT3. Por lo tanto, las pruebas para estos cambios en el diagnóstico ayudan a determinar las opciones de tratamiento de un paciente.

AML recurrente

La AML recurrente o recidivante es cáncer que ha vuelto a aparecer después del tratamiento. Si se produce una recurrencia, es posible que sea necesario volver a determinar el subtipo de cáncer mediante el uso del sistema mencionado anteriormente.

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Opciones de tratamiento

Esta sección describe los tratamientos que son el estándar de atención (los mejores tratamientos comprobados disponibles) para este tipo específico de cáncer. Al tomar decisiones relacionadas con el plan de tratamiento, también se aconseja enfáticamente a los pacientes que consideren la opción de participar en estudios clínicos. Un estudio clínico es un estudio de investigación para probar un enfoque nuevo con respecto al tratamiento a fin de evaluar si este es seguro, eficaz y posiblemente mejor que el tratamiento estándar. Los estudios clínicos pueden probar dichos enfoques, como en el caso de un fármaco nuevo, una combinación nueva de tratamientos estándares o nuevas dosis de terapias actuales. Su médico puede ayudarle a revisar todas las opciones de tratamiento.

Panorama general del tratamiento

En la atención del cáncer, a menudo trabajan juntos distintos tipos de médicos para crear un plan de tratamiento integral del paciente que combine distintos tipos de tratamientos. Esto se denomina equipo multidisciplinario.

A continuación, se describen las opciones de tratamiento más frecuentes para la AML. Las opciones y las recomendaciones de tratamiento dependen de varios factores, entre ellos, el subtipo, la morfología y la citogenética de la AML (consulte Subtipos en Diagnóstico), los efectos secundarios posibles, así como las preferencias del paciente y su estado de salud general. Su plan de atención también puede incluir tratamiento para síntomas y efectos secundarios, una parte importante de la atención del cáncer.

El tratamiento más exitoso para la AML depende de los resultados del primer tratamiento; por lo tanto, es importante para los pacientes someterse a sus primeros tratamientos en un centro con experiencia en AML.

Tómese tiempo para obtener información sobre todas sus opciones de tratamiento y asegúrese de hacer preguntas sobre cosas que no estén claras. Además, hable con su médico acerca de los objetivos de cada tratamiento y lo que puede esperar mientras recibe el tratamiento.

Quimioterapia intensiva

La quimioterapia es el uso de fármacos para destruir las células cancerosas, generalmente al inhibir su capacidad para proliferar y dividirse. Los fármacos viajan a través del torrente sanguíneo para que alcancen las células cancerosas de todo el cuerpo. Un oncólogo clínico, que es un médico especializado en el tratamiento del cáncer con medicamentos, o un hematólogo, que es un médico que se especializa en el tratamiento de los trastornos de la sangre, son los que administran la quimioterapia.

La quimioterapia es el tratamiento primario para la AML. La quimioterapia sistémica se administra a través del torrente sanguíneo para que alcance las células cancerosas de todo el cuerpo. Algunos de los métodos frecuentes para administrar quimioterapia incluyen un tubo intravenoso (i.v.) que se coloca en una vena con una aguja, inyección en el líquido cefalorraquídeo, o una pastilla o cápsula que se traga (por vía oral). La quimioterapia también se puede administrar como una inyección debajo de la piel, lo cual se denomina inyección subcutánea. Si la quimioterapia se administra por vía i.v., puede aplicarse en una vena más grande o en una más pequeña; por ejemplo, en el brazo. Si se administra en una vena más grande, es posible que se deba colocar un catéter venoso central o puerto en el cuerpo. Un régimen o programa de quimioterapia, por lo general, consiste en una cantidad específica de tratamientos que se administran en un período de tiempo determinado. Un paciente puede recibir un fármaco por vez o combinaciones de diferentes fármacos al mismo tiempo. Se usan muchos fármacos para tratar la AML, los cuales se analizan a continuación.

Los medicamentos utilizados para tratar el cáncer se evalúan constantemente. Con frecuencia, hablar con su médico es la mejor forma de obtener información sobre los medicamentos que le recetaron, su finalidad y sus potenciales efectos secundarios o interacciones con otros medicamentos.

Quimioterapia por fase

La quimioterapia para la AML puede dividirse en tres fases: inducción, fase posterior a la remisión y consolidación.

Terapia de inducción: Este es el primer período de tratamiento después de que se hace el diagnóstico. El objetivo de la terapia de inducción es una remisión completa (complete remission, CR), que significa que los recuentos sanguíneos volvieron a la normalidad, que no se observa leucemia cuando se examina una muestra de médula ósea con el microscopio, y que desaparecieron los signos y los síntomas de la AML.

La combinación de citarabina (Cytosar-U) administrada durante cuatro a siete días y un fármaco antraciclina, como la daunorrubicina (Cerubidine) o la idarrubicina (Idamycin), que se administra durante tres días, es la que se usa con más frecuencia. Los pacientes también pueden recibir hidroxiurea (Droxia, Hydrea) para ayudar a disminuir los recuentos de glóbulos blancos. Además de destruir las células de la leucemia, estos fármacos también dañan las células sanas, lo que aumenta el riesgo de infección y sangrado (consulte a continuación). La mayoría de los pacientes necesitará permanecer en el hospital de tres a cinco semanas durante la terapia de inducción antes de que sus recuentos sanguíneos vuelvan a la normalidad. A veces, es necesario administrar dos sesiones de terapia para lograr una CR. Aproximadamente el 75 % de los adultos más jóvenes con AML y alrededor del 50 % de los pacientes mayores de 60 años logran la CR después del tratamiento.

Es posible que algunos adultos mayores no puedan recibir la terapia de inducción con los fármacos estándares y, en su lugar, se pueden usar fármacos como la decitabina (Dacogen), la azacitidina (Vidaza) y la clofarabina (Clolar). Un estudio clínico también es una opción.

Terapia posterior a la remisión: Después de la terapia de inducción, se usa una variedad de distintos fármacos para destruir las células indetectables de AML restantes. Casi con certeza, la AML se volverá a manifestar si no se administra más tratamiento después de una CR. Para algunos pacientes, se recomienda el trasplante de médula ósea/células madre (consulte más abajo) como parte de la terapia posterior a la remisión.

Quimioterapia de consolidación: Con frecuencia, se administran de dos a cuatro sesiones de dosis altas de citarabina u otra quimioterapia intensiva a intervalos mensuales a los adultos más jóvenes que están en remisión, mientras que, para los pacientes de edad más avanzada, se emplean varios regímenes diferentes. Aunque, por lo general, la quimioterapia se administra en el hospital, la mayor parte del tiempo de recuperación puede transcurrir en casa. Se recomienda con frecuencia un trasplante de células madre como terapia de consolidación para los pacientes más jóvenes en los que los estudios citogenéticos o moleculares predicen un resultado más deficiente con el uso de quimioterapia sola.

Trasplante de células madre/trasplante de médula ósea: Un trasplante de células madre es un procedimiento médico en el cual la médula ósea que contiene leucemia se destruye y, luego, se reemplaza por células altamente especializadas, denominadas células madre hematopoyéticas, que se desarrollan en médula ósea sana. Las células madre hematopoyéticas son células formadoras de sangre y se encuentran tanto en el torrente sanguíneo como en la médula ósea. Hoy en día, a este procedimiento se lo denomina más comúnmente trasplante de células madre, en lugar de trasplante de médula ósea, porque en realidad lo que se trasplanta son las células madre en la sangre y no el tejido de la médula ósea en sí mismo.

Antes de recomendar un trasplante, los médicos hablarán con el paciente sobre los riesgos de este tratamiento y considerarán otros factores diversos, como el tipo de cáncer, los resultados de los tratamientos previos, la edad y el estado de salud general del paciente.

Existen dos tipos de trasplante de células madre, según el origen de las células madre sanguíneas de reemplazo: alogénico (allogeneic, ALLO) y autólogo (autologous, AUTO). El ALLO usa células madres donadas, mientras que el AUTO usa las células madre propias del paciente. Los trasplantes ALLO suelen utilizarse para la AML.

La quimioterapia para la AML ataca las células que se dividen rápidamente, incluidas las células de los tejidos normales como el cabello, el recubrimiento de la boca, los intestinos y la médula ósea. Las personas con AML que reciben quimioterapia pueden experimentar la caída del cabello, llagas en la boca o náuseas y vómitos. El cabello volverá a crecer una vez finalizado el tratamiento, y fármacos eficaces ayudan a evitar y controlar las náuseas y los vómitos. Los efectos secundarios de la quimioterapia pueden ser distintos según los fármacos que se usen. Antes de comenzar el tratamiento, se alienta a los pacientes a hablar con sus médicos sobre los efectos secundarios a corto y largo plazo.

Debido al efecto en las células sanguíneas normales de la médula ósea, la quimioterapia usada para la AML disminuirá la capacidad del cuerpo para combatir las infecciones por un tiempo corto, y puede ser frecuente el aumento de moretones, sangrado y cansancio. Con frecuencia, los pacientes con AML recibirán antibióticos para prevenir y tratar las infecciones, y necesitarán transfusiones de glóbulos rojos y plaquetas a lo largo de la quimioterapia. La quimioterapia también puede afectar la fertilidad de los pacientes, o la capacidad de tener un hijo en el futuro. Se alienta a los pacientes preocupados al respecto a hablar con un especialista en fertilidad antes de comenzar el tratamiento.

Efectos secundarios de la quimioterapia

El objetivo es destruir todas las células cancerosas en la médula, la sangre y otras partes del cuerpo, usando altas dosis de quimioterapia y/o radioterapia, y, luego, permitir que las células madre sanguíneas de reemplazo creen una médula ósea sana.

Tratamiento para la leucemia promielocítica aguda (APL)

El tratamiento del subtipo APL de la AML es muy distinto. Este subtipo es muy sensible a los efectos del ácido transretinoico (all-trans retinoic acid, ATRA), un fármaco que es similar a la vitamina A y que se administra de forma oral. Es muy probable que las personas con el subtipo APL que reciben una combinación de ATRA y quimioterapia (consulte arriba) con idarrubicina o daunorrubicina tengan una CR. En ocasiones, también se puede utilizar el fármaco citarabina. El trióxido de arsénico (Trisenox) es otro fármaco que funciona bien para la APL, ya sea durante la terapia de inducción inicial sola o en combinación con ATRA, durante la terapia posterior a la remisión o para la APL que ha vuelto a aparecer después del tratamiento. Ahora, la combinación de ATRA y trióxido arsénico se usa con frecuencia para el tratamiento inicial y de consolidación de la APL, y se evita el uso de fármacos que pueden ser más perjudiciales para las células sanas.

El sangrado leve a intenso es un síntoma frecuente de la APL y, con frecuencia, los pacientes con este subtipo necesitan muchas transfusiones de sangre y plaquetas durante el tratamiento inicial. En comparación con otros subtipos de AML en los cuales no se usa la terapia de mantenimiento, algunos pacientes con APL se benefician del uso de ATRA durante uno a dos años después del tratamiento inicial.

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Radioterapia

La radioterapia es el uso de rayos X u otras partículas con alta potencia para eliminar las células cancerosas. El médico que se especializa en administrar radioterapia para tratar el cáncer se denomina radioncólogo. El tipo de radioterapia más frecuente se denomina radioterapia con haz externo, que se aplica desde una máquina externa al cuerpo. Un régimen de radioterapia, por lo general, consiste en una cantidad específica de tratamientos que se administran en un período de tiempo determinado. Dado que la AML se encuentra en toda la sangre, por lo general se usa la radioterapia únicamente cuando las células de leucemia se han diseminado al cerebro o con el fin de encoger un sarcoma mieloide, que es una masa de tejido en una sola área del cuerpo.

Los efectos secundarios de la radioterapia pueden incluir cansancio, reacciones leves en la piel, malestar estomacal y deposiciones líquidas. La mayoría de los efectos secundarios desaparece poco tiempo después de finalizado el tratamiento.

Cómo obtener atención de los síntomas y efectos secundarios

A menudo, la leucemia y su tratamiento producen efectos secundarios. Además del tratamiento para retrasar, detener o eliminar la enfermedad, un aspecto importante de la atención es aliviar los síntomas y los efectos secundarios del tratamiento que experimenta la persona. Este enfoque se denomina cuidados paliativos o atención médica de apoyo, e incluye brindarle apoyo al paciente con sus necesidades físicas, emocionales y sociales.

Los cuidados paliativos pueden ayudar a una persona en cualquier estadio de la enfermedad. A menudo, las personas reciben tratamiento para la leucemia y tratamiento para aliviar los efectos secundarios al mismo tiempo. De hecho, las pacientes que reciben ambos tratamientos, con frecuencia tienen síntomas menos severos, mejor calidad de vida e informan que están más satisfechas con el tratamiento.

Los tratamientos paliativos varían ampliamente y, con frecuencia, incluyen medicamentos, cambios nutricionales, técnicas de relajación y otras terapias. Usted también puede recibir tratamientos paliativos similares a los utilizados para eliminar la leucemia, como quimioterapia y radioterapia. Hable con su médico acerca de los objetivos de cada tratamiento en el plan de tratamiento.

Antes de comenzar el tratamiento, hable con el equipo de atención médica sobre los posibles efectos secundarios de su plan de tratamiento específico y las opciones de atención médica de apoyo. Asimismo, durante el tratamiento y después de este, asegúrese de informar a su médico o a otro integrante del equipo de atención médica si experimenta un problema, de modo que pueda abordarse tan pronto como sea posible.

AML refractaria

Si la leucemia aún está presente después del tratamiento inicial, la enfermedad se denomina AML refractaria. Se alienta a los pacientes con este diagnóstico a hablar con médicos experimentados en el tratamiento de este tipo de leucemia, puesto que puede haber distintas opiniones sobre el mejor plan de tratamiento. Obtenga más información sobre la búsqueda de una segunda opinión, antes de comenzar el tratamiento, a fin de estar tranquilo con el plan de tratamiento elegido.

Su equipo de atención médica puede recomendar un plan de tratamiento que incluya nuevos fármacos que se están evaluando en estudios clínicos. También se debe considerar un trasplante ALLO de células madre como parte del plan de tratamiento. La atención de apoyo también será importante para ayudar a aliviar los síntomas y los efectos secundarios.

Para la mayoría de los pacientes, recibir un diagnóstico de leucemia refractaria es muy estresante y, a veces, difícil de sobrellevar. Se alienta a los pacientes y a sus familias a hablar sobre cómo se sienten con los médicos, el personal de enfermería, los trabajadores sociales u otros integrantes del equipo de atención médica. También puede ser útil hablar con otros pacientes, incluso a través de un grupo de apoyo.

Remisión y la probabilidad de recurrencia

Una remisión se produce cuando no se puede detectar leucemia en el cuerpo, no hay síntomas y los recuentos sanguíneos de un paciente son normales. Esto también puede denominarse “sin evidencia de enfermedad” o NED (no evidence of disease).

Una remisión puede ser temporal o permanente. Esta incertidumbre hace que muchos supervivientes se sientan preocupados o ansiosos con respecto a que la enfermedad vuelva a aparecer. Aunque muchas remisiones son permanentes, es importante hablar con su médico sobre la posibilidad de que la leucemia reaparezca. Comprender el riesgo de recurrencia y las opciones de tratamiento puede ayudar a que usted se sienta más preparado si, en efecto, la enfermedad regresa.

Si la leucemia regresa después del tratamiento original, se la denomina leucemia recurrente o recidivante. Si esto ocurre, comenzará nuevamente un ciclo de pruebas para obtener la mayor cantidad de información posible sobre la recurrencia, incluso para saber si el subtipo ha cambiado. Después de realizadas las pruebas, usted y su médico hablarán sobre las opciones de tratamiento. A menudo, el plan de tratamiento incluirá las terapias descritas anteriormente, como quimioterapia, trasplante de células madre y radioterapia, pero quizás se combinen de un modo diferente o se administren con una frecuencia diferente. Su médico también puede sugerir estudios clínicos que estén estudiando métodos nuevos para tratar este tipo de leucemia recurrente.

Una remisión se produce cuando no se puede detectar leucemia en el cuerpo, no hay síntomas y los recuentos sanguíneos de un paciente son normales. Esto también puede denominarse “sin evidencia de enfermedad” o NED (no evidence of disease).

Con frecuencia, las personas con leucemia recurrente experimentan emociones tales como incredulidad o temor. Se alienta a los pacientes a hablar con su equipo de atención médica sobre estos sentimientos y que consulten sobre servicios de apoyo que los ayuden a sobrellevar la situación.

Si el tratamiento falla

Recuperarse de la leucemia no siempre es posible. Si el tratamiento no es exitoso, la enfermedad puede denominarse leucemia avanzada o terminal.

Este diagnóstico es estresante y puede ser difícil conversar al respecto porque la leucemia avanzada es incurable. Sin embargo, es importante que mantenga conversaciones abiertas y sinceras con su médico y el equipo de atención médica, a fin de expresar sus sentimientos, preferencias e inquietudes. El equipo de atención médica tiene como objetivo ayudar, y muchos de sus integrantes del equipo tienen habilidades especiales, experiencia y conocimientos para brindar apoyo a los pacientes y sus familiares. Asegurarse de que una persona esté físicamente cómoda y que no sienta dolor es extremadamente importante.

Los pacientes con leucemia avanzada que no tienen más opciones de tratamiento efectivas disponibles pueden querer considerar un tipo de cuidados paliativos denominado cuidado para enfermos terminales. Los cuidados para enfermos terminales están diseñados para proporcionar la mejor calidad de vida posible para las personas que están cerca de la última etapa de la vida. Se aconseja que usted y su familia piensen dónde estaría más cómodo: en el hogar, en el hospital o en un centro para enfermos terminales. El cuidado de enfermería y los equipos especiales pueden hacer que permanecer en el hogar sea una alternativa factible para muchas familias.

Después de la muerte de un ser querido, muchas personas necesitan apoyo para ayudarles a sobrellevar la pérdida.

Investigaciones actuales

Los médicos están trabajando para obtener más información sobre la AML, las maneras de prevenirla, cuál es el mejor tratamiento y cómo brindar la mejor atención a las personas a las que se les diagnosticó esta enfermedad. Las siguientes áreas de investigación pueden incluir opciones nuevas para los pacientes mediante los estudios clínicos. La mayoría de los centros oncológicos participan activamente en estudios clínicos cuya finalidad es aumentar la cantidad de personas que se curan de la AML. Hable siempre con su médico sobre las mejores opciones de diagnóstico y tratamiento para su caso.

Comprender la biología de la AML

La investigación sobre la biología de la AML es constante para obtener más información sobre cómo se desarrolla la leucemia y para mejorar su tratamiento, en especial para los pacientes mayores.

Los investigadores están evaluando el uso de fármacos existentes que se administran en distintas dosis y programas, así como el uso de nuevos fármacos. La investigación específica incluye el uso de fármacos que se denominan terapia hipometilante, como la azacitidina o la decitabina. También se está investigando una nueva combinación de fármacos denominada CPX-351, que combina los fármacos citarazbina y daunorrubicina.

Terapia dirigida

La terapia dirigida es un tratamiento que apunta a los genes o a las proteínas específicos del cáncer, o a las condiciones del tejido que contribuyen a la proliferación y supervivencia del cáncer. Los investigadores están estudiando maneras de bloquear el modo en que cambios genéticos específicos hallados en las células de AML afectan el cuerpo. Por ejemplo, cerca del 30 % de los pacientes con AML tiene cambios en el gen FLT3, que puede aumentar la proliferación de las células de AML. En estudios clínicos, se está evaluando el quizartinib, un fármaco que impide el funcionamiento del gen cambiado FLT3. Se están investigando otras terapias dirigidas que impiden que las células de AML se vuelvan resistentes a la quimioterapia cuando esta deja de funcionar. Los fármacos específicos de la terapia dirigida que se están investigando incluyen midostaurina, lenalidomida (Revlimid), sorafenib (Nexavar) e inhibidores de la histona-desacetilasa (inhibidores de la HDAC) y otros fármacos que están dirigidos a mutaciones genéticas específicas, como IDH1 e IDH2, c-KIT y RAS.

Inmunoterapia

La inmunoterapia, también denominada terapia biológica, está diseñada para estimular las defensas naturales del cuerpo para combatir la leucemia. Utiliza materiales producidos por el cuerpo o fabricados en un laboratorio para mejorar, dirigir o restaurar la función del sistema inmunitario. Los investigadores están observando específicamente las vacunas y el uso de anticuerpos dirigidos contra las células de AML.

Trasplante de células madre/médula ósea

También se están estudiando diferentes maneras de lograr que el trasplante de células madre (consulte Tratamiento) sea más seguro, más fácil y más eficaz.

Atención médica de apoyo

Se están realizando estudios clínicos para encontrar mejores maneras de reducir los síntomas y los efectos secundarios de los tratamientos actuales para la AML a fin de mejorar el bienestar y la calidad de vida de los pacientes.

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Todo el contenido de Cancer.Net™ ha sido elaborado por Cancer.Net Editorial Board y proporcionado a ALIADA bajo licencia de ASCO como una herramienta de educación para el paciente. ALIADA no ha participado en el desarrollo de este contenido. La información incluida y brindada por ASCO no representa una opinión médica ni pretende sustituirla, así como tampoco respalda ningún producto, servicio o empresa. ASCO considera que las decisiones sobre tratamiento deben acordarse entre pacientes y doctores. Los avances en diagnóstico, tratamiento y prevención son constantes. Para más información, visite Cancer.Net (www.cancer.net).

Después del tratamiento

Después de finalizado el tratamiento para la AML, hable con su médico sobre la elaboración de un plan de atención de seguimiento. Este plan puede incluir exámenes físicos regulares y/o pruebas médicas para monitorear su recuperación durante los próximos meses y años.

Los pacientes en remisión deben realizarse exámenes de seguimiento periódicos durante varios años para detectar la presencia de una recurrencia de la AML o de efectos tardíos de la quimioterapia. También se aconseja a los pacientes hablar con el médico sobre cualquier síntoma nuevo que tengan.

Se aconseja a las personas en recuperación de AML seguir las pautas establecidas para una buena salud, entre ellas, mantener un peso saludable, no fumar, llevar una dieta equilibrada y realizarse los estudios de detección para el cáncer recomendados. Hable con su médico para desarrollar un plan que mejor se adapte a sus necesidades. La actividad física moderada puede ayudarle a recobrar las fuerzas y el nivel de energía. Su médico puede ayudarle a diseñar un plan de ejercicios adecuado en función de sus necesidades, sus aptitudes físicas y su nivel físico.

Cómo sobrellevar los efectos secundarios

El temor a los efectos secundarios del tratamiento es frecuente después de un diagnóstico de leucemia, pero puede ser útil saber que la prevención y el control de los efectos secundarios es uno de los principales objetivos de su equipo de atención médica. Esto se denomina cuidados paliativos o atención médica de apoyo y es una parte importante del plan de tratamiento general, independientemente del estadio de la enfermedad.

Los efectos secundarios frecuentes de cada opción de tratamiento para la AML se describen en detalle en la sección Tratamiento. Los efectos secundarios dependen de una variedad de factores, incluidos el subtipo, la duración y la dosis del (de los) tratamiento(s), y su estado de salud general.

Antes de comenzar el tratamiento, hable con su médico sobre los posibles efectos secundarios de cada tipo de tratamiento que recibirá. Pregunte qué efectos secundarios es más probable que se manifiesten, cuándo es probable que se produzcan y qué se puede hacer para prevenirlos o aliviarlos. Asimismo, pregunte sobre el nivel de cuidado que usted puede necesitar durante el tratamiento y la recuperación, dado que los familiares y los amigos a menudo desempeñan una función importante en el cuidado de una persona con AML.

Además de los efectos secundarios físicos, es posible que también se produzcan efectos emocionales y sociales. Se alienta a los pacientes y sus familiares a compartir sus sentimientos con un integrante del equipo de atención médica, quien puede ayudar con las estrategias para sobrellevar el cáncer, incluidas las preocupaciones sobre cómo afrontar el costo de la atención del cáncer.

Durante el tratamiento y después de este, asegúrese de informar al equipo de atención médica sobre los efectos secundarios que experimente, aun cuando crea que no son graves. En ocasiones, los efectos secundarios pueden durar más allá del período de tratamiento, lo que se denomina efecto secundario a largo plazo. Un efecto secundario que se produce meses o años después del tratamiento se denomina efecto tardío. El tratamiento de ambos tipos de efectos es una parte importante de la atención para sobrevivientes. Para obtener más información, lea la sección Después del tratamiento, arriba, o hable con su médico.

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Factores de riesgo

Un factor de riesgo es todo aquello que aumenta la probabilidad de que una persona desarrolle cáncer. Si bien los factores de riesgo con frecuencia influyen en el desarrollo del cáncer, la mayoría no provoca cáncer de forma directa. Algunas personas con varios factores de riesgo nunca desarrollan cáncer, mientras que otras personas sin factores de riesgo conocidos sí lo hacen. Sin embargo, conocer sus factores de riesgo y hablar con su médico al respecto puede ayudarle a tomar decisiones más informadas sobre el estilo de vida y la atención médica.

A pesar de que se desconoce la causa de la AML, hay varios factores asociados con un riesgo más alto de la enfermedad. Los siguientes factores pueden aumentar el riesgo que tiene una persona de desarrollar AML:

Edad

La AML es más frecuente en los adultos mayores, pero se presenta en todas las edades. Alrededor de la mitad de las personas con AML tiene más de 65 años cuando se les diagnostica la enfermedad.

Tabaquismo

El riesgo de AML se ha relacionado con la exposición al humo del tabaco, probablemente junto con otras causas.

Trastornos genéticos

La AML se presenta con más frecuencia en las personas que tienen trastornos hereditarios, como síndrome de Down, ataxia telangiectasia, síndrome de Li-Fraumeni, síndrome de Klinefelter, anemia de Fanconi, síndrome de Wiskott-Aldrich, síndrome de Bloom y síndrome del trastorno plaquetario familiar.

Dosis altas de radiación

Las personas que han estado expuestas a niveles altos de radiación, como los supervivientes a largo plazo de bombas atómicas, pueden ser más propensas a desarrollar AML. No se ha demostrado que los campos electromagnéticos generados por líneas de energía eléctrica de alto voltaje causen AML.

Tratamiento anterior para el cáncer

Los pacientes que han recibido quimioterapia y/o radioterapia para otros tipos de cáncer, como cáncer de mama, cáncer de ovarios y linfoma, tienen un riesgo más alto de desarrollar AML en los años posteriores al tratamiento.

Sustancias químicas

El contacto prolongado con productos que contienen la sustancia química benceno, que se encuentra en el petróleo, el humo de cigarrillo y los lugares de trabajo industriales, aumenta el riesgo de AML. Sin embargo, no se ha demostrado que la exposición a solventes industriales y a tinturas capilares aumente el riesgo de una persona de desarrollar AML.

Otros trastornos de la médula ósea

Es posible que otras enfermedades de la médula ósea que padecen las personas y que incluyen trastornos mieloproliferativos (mielo significa médula ósea y proliferativo significa demasiado), como policitemia vera, mielofibrosis y trombocitosis esencial, además de síndromes mielodisplásicos, se conviertan en AML con el transcurso del tiempo.

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