Panorama general
El cáncer se origina cuando las células normales cambian y crecen sin control, y forman una masa llamada tumor. Un tumor puede ser benigno (no canceroso) o maligno (canceroso). Las células cancerosas pueden invadir el tejido cercano y a veces se diseminan a otras partes del organismo a través del torrente sanguíneo y el sistema linfático del cuerpo.
Dos de los tipos de cáncer más comunes que aparecen en la región de la cabeza y el cuello son el cáncer de la cavidad oral (boca y lengua) y el cáncer de la orofaringe (la mitad de la garganta, desde las amígdalas hasta el extremo de la caja de voz). La cavidad oral incluye los labios, la mucosa bucal (revestimiento interno de los labios y las mejillas), las encías (superiores e inferiores), los dos tercios frontales de la lengua, el piso de la boca debajo de la lengua, el paladar duro (bóveda de la boca) y el trígono retromolar (pequeña área detrás de las muelas del juicio). La orofaringe comienza donde termina la cavidad oral. Esta incluye el paladar blando en la parte posterior de la boca, la parte de la garganta detrás de la boca, las amígdalas y la base de la lengua. La cavidad oral y la orofaringe, junto con otras partes de la cabeza y el cuello, contribuyen a la capacidad de masticar, tragar, respirar y hablar.
Más del 90 % de los casos de cáncer oral y orofaríngeo son carcinomas de células escamosas, lo que significa que comienzan en las células planas, escamosas en el revestimiento interno de la boca y garganta. Los lugares más comunes donde aparece cáncer en la cavidad oral son la lengua, las amígdalas, la orofaringe, las encías y el piso de la boca.
El cáncer oral y el cáncer orofaríngeo se encuentran entre los tipos principales de cáncer de la región de la cabeza y el cuello, un agrupamiento denominado cáncer de cabeza y cuello (en inglés). Aunque el cáncer oral y el orofaríngeo habitualmente se combinan mediante el uso de una frase, es importante identificar con exactitud dónde comenzó el cáncer porque hay diferencias en el tratamiento entre las dos localizaciones.
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Todo el contenido de Cancer.Net™ ha sido elaborado por Cancer.Net Editorial Board y proporcionado a ALIADA bajo licencia de ASCO como una herramienta de educación para el paciente. ALIADA no ha participado en el desarrollo de este contenido. La información incluida y brindada por ASCO no representa una opinión médica ni pretende sustituirla, así como tampoco respalda ningún producto, servicio o empresa. ASCO considera que las decisiones sobre tratamiento deben acordarse entre pacientes y doctores. Los avances en diagnóstico, tratamiento y prevención son constantes. Para más información, visite Cancer.Net (www.cancer.net).
Diagnóstico
Los médicos utilizan muchas pruebas para diagnosticar el cáncer y determinar si ha hecho metástasis (se ha diseminado). Algunas pruebas también pueden determinar qué tratamientos pueden ser los más eficaces. En la mayoría de los tipos de cáncer, una biopsia es el único método que permite formular un diagnóstico definitivo de cáncer. Si no se puede realizar una biopsia, el médico puede sugerir que se lleven a cabo otras pruebas que ayuden a establecer un diagnóstico. Las pruebas por imágenes se pueden utilizar para averiguar si el cáncer se ha diseminado. Esta lista describe opciones para el diagnóstico de este tipo de cáncer, y no todas las pruebas mencionadas se utilizarán para todas las personas. Es posible que su médico considere estos factores al elegir una prueba de diagnóstico:
- Edad y afección médica
- Tipo de cáncer que se sospecha
- Signos y síntomas
- Resultados de pruebas anteriores.
Se pueden utilizar las siguientes pruebas para diagnosticar el cáncer oral u orofaríngeo:
Examen físico
Los dentistas y los médicos suelen detectar el cáncer de labio y el de la cavidad oral durante los controles de rutina. Si una persona presenta signos de cáncer oral u orofaríngeo, el médico realizará una historia clínica completa e interrogará acerca de los síntomas y factores de riesgo del paciente. El médico palpará el cuello, los labios, las encías y las mejillas en busca de nódulos. Puesto que los pacientes con cáncer oral u orofaríngeo tienen un riesgo mayor de desarrollar otros tipos de cáncer en otras partes de la región de la cabeza y del cuello, también se examinan el área detrás de la nariz, la laringe (caja de voz) y los ganglios linfáticos del cuello.
Endoscopia
Esta prueba le permite al médico observar el interior de la boca y la garganta. Generalmente, se introduce un endoscopio (tubo delgado y flexible que tiene una luz y una lente de visión) a través de la nariz para examinar las áreas de la cabeza y el cuello. A veces, se coloca un endoscopio rígido (un tubo hueco con una luz y una lente de visión) en la parte posterior de la boca para observar más detalladamente la parte posterior de la garganta. El examen recibe diferentes nombres en función del área del cuerpo que se examina, por ejemplo, laringoscopia (laringe), faringoscopia (faringe) o nasofaringoscopia (nasofaringe). Para que el paciente se sienta más cómodo, estos exámenes se realizan después de aplicar un aerosol anestésico para adormecer el área. Si el tejido se ve sospechoso, el médico realizará una biopsia. A menudo, las pruebas se llevan a cabo en el consultorio del médico; sin embargo, en algunos casos, la endoscopia se debe hacer en un quirófano hospitalario con anestesia general.
Biopsia
Una biopsia es la extracción de una pequeña cantidad de tejido para su examen con microscopio. Otras pruebas pueden indicar la presencia de cáncer, pero solo la biopsia permite formular un diagnóstico definitivo. La muestra extraída en la biopsia es analizada por un patólogo (médico que se especializa en interpretar análisis de laboratorio y evaluar células, tejidos y órganos para diagnosticar enfermedades). El tipo de biopsia que se realiza dependerá de la ubicación del cáncer. En la biopsia por aspiración con aguja fina, las células se extraen con una aguja fina que se inserta directamente en el tumor. Las células se examinan con un microscopio para detectar la presencia de células cancerosas (llamado examen citológico).
Biopsia oral por cepillo
Durante los exámenes dentales de rutina, algunos dentistas usan una técnica sencilla y más reciente para detectar el cáncer oral. En esta técnica, un dentista usa un pequeño cepillo para recolectar muestras de células de una superficie sospechosa. La muestra se envía a un laboratorio para ser analizada. Este procedimiento de biopsia oral por cepillo es fácil y puede realizarse directamente en el sillón del dentista en forma indolora o casi sin dolor. Si se detecta cáncer mediante la utilización de este método, se recomienda realizar una biopsia tradicional (consulte más arriba) para confirmar los resultados.
Radiografía
Una radiografía es un modo de crear una imagen de las estructuras internas del cuerpo usando una pequeña cantidad de radiación. Un dentista puede tomar radiografías de la boca completa, incluida una panorex (radiografía panorámica; consulte más abajo).
Ingestión de bario
Existen dos tipos de estas pruebas que generalmente se utilizan para observar la orofaringe y la deglución de un paciente. La primera es una ingestión de bario tradicional. Durante un examen radiográfico, se pide al paciente que ingiera bario líquido para que el médico pueda detectar cualquier cambio en la estructura de la cavidad oral y la garganta y observar si el líquido pasa al estómago con facilidad. Se usa una ingestión modificada de bario, o videofluoroscopia, para evaluar la deglución. Se le pide al paciente que ingiera bario líquido, budín y una galleta cubierta con bario.
Panorex (panorámica)
Es una radiografía de rotación, o panorámica, de la mandíbula superior e inferior para detectar la destrucción del hueso producida por el cáncer o para evaluar las piezas dentales antes de la administración de radioterapia o quimioterapia.
Tomografía computarizada (computed [axial] tomography, CT o CAT)
Una CT crea una imagen tridimensional del interior del cuerpo con una máquina de rayos X. Luego, una computadora combina estas imágenes en una vista detallada de cortes transversales que muestra anormalidades o tumores. Una CT también se puede utilizar para medir el tamaño del tumor. A veces, se inyecta un medio de contraste (un tinte especial) en una vena del paciente o se administra por vía oral (por la boca) para obtener mejores detalles. Una CT puede ayudar a un médico a decidir si es posible extirpar el tumor quirúrgicamente y a determinar si el cáncer se ha diseminado a los ganglios linfáticos del cuello o del maxilar inferior.
Imagen por resonancia magnética (magnetic resonance imaging, MRI)
La MRI utiliza campos magnéticos, en lugar de rayos X, para producir imágenes detalladas del cuerpo, en especial imágenes del tejido blando, como las amígdalas y la base de la lengua. Se puede inyectar un medio de contraste en una vena del paciente o administrarse por vía oral para crear una imagen más clara.
Ultrasonido
El ultrasonido utiliza ondas de sonido para crear una imagen de los órganos internos. Este examen puede detectar la diseminación del cáncer a los ganglios linfáticos del cuello (llamados ganglios linfáticos cervicales).
Tomografía por emisión de positrones (positron emission tomography, PET)
La PET es una forma de crear imágenes de los órganos y los tejidos internos del cuerpo. Se inyecta en el cuerpo del paciente una pequeña cantidad de una sustancia radiactiva. Esta sustancia es absorbida principalmente por los órganos y los tejidos que más energía utilizan. Debido a que el cáncer tiende a utilizar energía de manera activa, este absorbe una cantidad mayor de la sustancia radiactiva. Luego, un escáner detecta esta sustancia para generar imágenes del interior del cuerpo.
Después de que se realicen estas pruebas de diagnóstico, su médico revisará todos los resultados con usted. Si el diagnóstico es cáncer, estos resultados también ayudarán a que el médico lo describa, lo que se conoce como estadificación.
Signos y síntomas
Con frecuencia, el dentista es la primera persona que detecta este tipo de cáncer durante un examen de rutina. Las personas con cáncer oral u orofaríngeo pueden tener los siguientes síntomas o signos. Algunas veces, las personas con esta enfermedad no muestran ninguno de estos síntomas. O bien, estos síntomas pueden producirse por otra afección médica que no sea cáncer. Si le preocupa algún síntoma o signo de esta lista, hable con su médico.
- Llaga en la boca o el labio que no cicatriza (el síntoma más común)
- Mancha roja o blanca en las encías, la lengua, las amígdalas o el revestimiento de la boca
- Nódulo en el labio, la boca, el cuello o la garganta o sensación de engrosamiento de la mejilla
- Dolor de garganta persistente o sensación de algo atorado en la garganta
- Ronquera o cambio en la voz
- Adormecimiento de la boca o la lengua
- Dolor o sangrado en la boca
- Dificultad para masticar, tragar, o mover la mandíbula o la lengua
- Dolor de oído y/o mandíbula
- Mal aliento crónico
- Cambios en la forma de hablar
- Pérdida de piezas dentales o dolor de dientes o muelas
- Dentaduras postizas que ya no encajan
- Pérdida de peso sin razón aparente
- Fatiga
- Pérdida del apetito, en especial cuando es prolongada; esto puede suceder más adelante en el transcurso de la enfermedad.
Las personas que noten cualquiera de estos signos de advertencia deben consultar a un médico y/o dentista tan pronto como sea posible. El cáncer de la cavidad oral y el de la orofaringe que se detectan de forma precoz tienen mayores probabilidades de cura.
Su médico le hará preguntas sobre los síntomas que usted experimenta para ayudarlo a encontrar la causa del problema, lo que se denomina diagnóstico. Este puede incluir cuánto tiempo ha estado experimentando el (los) síntoma(s) y con qué frecuencia.
Si se diagnostica cáncer, el alivio de los síntomas y los efectos secundarios siguen siendo un aspecto importante de los cuidados y el tratamiento para la enfermedad. Esto también puede denominarse manejo de los síntomas, cuidados paliativos o atención de apoyo. Asegúrese de hablar con su equipo de atención médica sobre los síntomas que experimenta, incluido cualquier síntoma nuevo o un cambio en los síntomas.
Debido a que muchos de los síntomas enumerados anteriormente también pueden ser consecuencia de otros trastornos no cancerosos, es importante someterse a exámenes de detección médicos y odontológicos periódicos, en especial si la persona bebe alcohol de modo habitual, consume productos derivados del tabaco en el presente o los ha consumido en el pasado. Las personas que consumen alcohol y tabaco deben realizarse un examen de detección general una vez al año como mínimo. Se trata de un procedimiento simple y rápido en el que el médico observa si hay anormalidades en el interior de la nariz, la boca y la garganta, y palpa el cuello en busca de nódulos. Si encuentra algo inusual, el médico recomendará un examen más exhaustivo utilizando uno o más de los procedimientos de diagnóstico mencionados en la sección Diagnóstico.
Estadios
La determinación del estadio es una manera de describir dónde está ubicado el cáncer, si se ha diseminado y hacia dónde, y si está afectando otras partes del cuerpo. Los médicos utilizan pruebas de diagnóstico para determinar el estadio del cáncer; por lo tanto, la determinación no se completa hasta que se hayan realizado todas las pruebas. Conocer el estadio ayuda al médico a decidir cuál es el mejor tratamiento y puede ayudar a predecir el pronóstico de un paciente. Hay diferentes descripciones de estadio para distintos tipos de cáncer.
Una herramienta que los médicos utilizan para describir el estadio es el sistema TNM. TNM es la abreviatura en inglés de tumor (T), ganglio (N de “node”) y metástasis (M). Los médicos tienen en cuenta estos tres factores para determinar el estadio del cáncer:
- ¿Qué tamaño tiene el tumor primario y dónde está ubicado? (Tumor, T)
- ¿El tumor se ha diseminado a los ganglios linfáticos? (Ganglio, N)
- ¿El cáncer se ha metastatizado hacia otras partes del cuerpo? (Metástasis, M)
Los resultados se combinan para determinar el estadio del cáncer de cada persona. Hay cinco estadios: el estadio 0 (cero) y los estadios I a IV (uno a cuatro). El estadio es una forma común de describir el cáncer, de manera que los médicos puedan planificar en forma conjunta los mejores tratamientos.
Aquí le mostramos más detalles sobre cada parte del sistema TNM para el cáncer oral y orofaríngeo.
Tumor: Mediante el sistema TNM, se utiliza la “T” más una letra o número (0 a 4) para describir el tamaño y la ubicación del tumor. Algunos estadios se dividen en grupos más pequeños que permiten describir el tumor aun con más detalle. A continuación, se incluye información sobre los estadios específicos del tumor.
TX:No se puede evaluar el tumor primario.
T0: Indica que no se encuentra evidencia de un tumor.
Tis: Describe un estadio llamado carcinoma (cáncer) in situ. Este es un cáncer muy incipiente en el que las células cancerosas se detectan solo en una capa de tejido.
T1: El tumor mide 2 centímetros (cm) en su mayor dimensión.
T2: El tumor mide más de 2 cm pero no más de 4 cm.
T3: El tumor mide más de 4 cm.
T4: Describe cualquiera de las siguientes situaciones:
T4a (labio): El tumor se originó en el labio, pero ha invadido el tejido adyacente, como el piso óseo de la boca o la piel del rostro.
T4a (cavidad oral): El tumor ha invadido el hueso cortical profundamente hasta las estructuras de la boca, por ejemplo, el músculo de la lengua o los senos nasales.
T4a (orofaringe): El tumor se ha diseminado a la laringe, la lengua o a la mandíbula.
T4a (cavidad oral): El tumor ha invadido la base del cráneo y/o recubre las arterias internas.
T4b (orofaringe): El tumor se ha trasladado a la nasofaringe, la base del cráneo y/o a las arterias y los músculos cercanos.
Ganglio: La “N” en la abreviatura del sistema de determinación de estadios TNM corresponde a los ganglios linfáticos, unos órganos minúsculos con forma de frijol que ayudan a combatir las infecciones. Los ganglios linfáticos cercanos al sitio donde se originó el cáncer se llaman ganglios linfáticos regionales. Los ganglios linfáticos ubicados en otras partes del cuerpo se denominan ganglios linfáticos distantes. Hay muchos ganglios linfáticos en el área de la cabeza y del cuello, y la evaluación minuciosa de los ganglios linfáticos es una parte importante de la determinación del estadio.
NX: No se pueden evaluar los ganglios linfáticos regionales.
N0: No hay evidencia de cáncer en los ganglios linfáticos regionales.
N1: Indica que el cáncer se ha diseminado a un solo ganglio linfático del mismo lado que el tumor primario y que el cáncer detectado en el ganglio mide 3 cm o menos.
N2: Describe cualquiera de estas condiciones:
N2a: El cáncer se ha diseminado a un solo ganglio linfático del mismo lado que el tumor primario y mide más de 3 cm, pero no más de 6 cm.
N2b: El cáncer se ha diseminado a más de un ganglio linfático del mismo lado que el tumor primario y ninguno mide más de 6 cm.
N2c: El cáncer se ha diseminado a más de un ganglio linfático a cualquier lado del cuerpo y ninguno mide más de 6 cm.
N3: El cáncer detectado en los ganglios linfáticos mide más de 6 cm.
Metástasis a distancia: La “M” del sistema TNM describe si el cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo.
MX: No se puede evaluar la metástasis a distancia.
M0: El cáncer no se ha diseminado a otras partes del cuerpo.
M1: El cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo.
Agrupación de los estadios del cáncer
Los médicos asignan el estadio del cáncer combinando las clasificaciones T, N y M.
Estadio 0: Describe un carcinoma in situ (Tis), sin diseminación a los ganglios linfáticos (N0) ni metástasis a distancia (M0).
Estadio I: Describe un tumor pequeño (T1) sin diseminación a los ganglios linfáticos (N0) ni metástasis a distancia (M0).
Estadio II: Describe un tumor que mide menos de 4 cm (T2) y que no se ha diseminado a los ganglios linfáticos (N0) ni a partes distantes del cuerpo (M0).
Estadio III: Describe un tumor de mayor tamaño (T3) sin diseminación a los ganglios linfáticos (N0) ni metástasis (M0), al igual que los tumores más pequeños (T1, T2) que se han diseminado a los ganglios linfáticos regionales (N1), pero que no presentan signos de metástasis (M0).
Estadio IVA: Describe cualquier tumor invasivo (T4a) sin compromiso de los ganglios linfáticos (N0) o diseminación únicamente a un solo ganglio linfático del mismo lado (N1), pero sin metástasis (M0). También se utiliza para cualquier tumor (cualquier T) con compromiso ganglionar más significativo (N2), pero sin metástasis (M0).
Estadio IVB: Describe cualquier tumor (cualquier T) con compromiso ganglionar extenso (N3), pero sin metástasis (M0).
Estadio IVC: Indica que existe evidencia de diseminación a distancia (cualquier T, cualquier N y M1).
Recurrente: Cáncer recurrente es aquel que ha vuelto a aparecer después del tratamiento. Si se produce una recurrencia, es posible que sea necesario volver a estadificar el cáncer (denominado reestadificación) mediante el uso del sistema mencionado anteriormente.
Grado tumoral (G). Los médicos también describen a un tumor primario por grado, que se determina mediante el uso de un microscopio para examinar los tejidos de un tumor (examen histológico). El médico compara el tejido del tumor con el tejido sano, y el grado describe qué tanto se asemejan las células cancerosas al tejido normal al analizarlas con un microscopio. El tejido normal contiene una gran variedad de tipos de células agrupadas (lo que recibe el nombre de diferenciadas). El tejido de los tumores generalmente tiene células que se asemejan más entre sí (llamadas poco diferenciadas). En general, cuanto más diferenciado el tejido, mejor el pronóstico. El grado de un tumor se describe con la letra “G” y un número.
GX: No se puede evaluar el grado.
G1: Las células se asemejan más al tejido normal (bien diferenciadas).
G2: Las células están solo moderadamente diferenciadas.
G3 y G4: Las células no se parecen al tejido normal (poco diferenciadas).
Datos utilizados con permiso de la Comisión Conjunta Estadounidense para el Cáncer (American Joint Committee on Cancer, AJCC), Chicago, Illinois. La fuente original de este material es el AJCC Cancer Staging Manual, séptima edición (2010), publicado por Springer-Verlag New York, www.cancerstaging.net.
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Opciones de tratamiento
Esta sección describe los tratamientos que son el estándar de atención (los mejores tratamientos comprobados disponibles) para estos tipos específicos de cáncer. Al tomar decisiones relacionadas con el plan de tratamiento, también se aconseja a los pacientes que consideren la opción de participar en estudios clínicos. Un estudio clínico es un estudio de investigación para evaluar si un tratamiento nuevo es seguro, eficaz y posiblemente mejor que un tratamiento estándar. Su médico puede ayudarlo a revisar todas las opciones de tratamiento.
Panorama general de los tratamientos
Con frecuencia, el cáncer oral y orofaríngeo se puede curar, en especial si se lo detecta precozmente. Si bien el principal objetivo de un tratamiento es curar el cáncer, también es muy importante preservar la función de los nervios, órganos y tejidos cercanos. Cuando los médicos planifican un tratamiento, consideran cómo afectará la calidad de vida de la persona y la forma en que la persona se siente, se ve, habla, se alimenta y respira.
En muchos casos, un equipo de médicos trabajará conjuntamente con el paciente para desarrollar el mejor plan de tratamiento. Los especialistas en cáncer de cabeza y cuello a menudo integran equipos multidisciplinarios para atender a cada paciente. El equipo puede incluir oncólogos clínicos (médicos que se especializan en tratar el cáncer con medicamentos), radiooncólogos (médicos que se especializan en administrar radioterapia para tratar el cáncer), cirujanos, otorrinolaringólogos (médicos especialistas en garganta, nariz y oído), prostodoncistas maxilofaciales (especialistas que realizan cirugías reconstructivas en el área de la cabeza y el cuello), dentistas, fisioterapeutas, patólogos del habla, profesionales de salud mental, enfermeras, dietistas y trabajadores sociales. Es fundamental que se establezca un plan de tratamiento integral antes del inicio del tratamiento, y es posible que las personas deban ser examinadas y evaluadas por varios especialistas antes de que se pueda crear un plan de este tipo.
Existen tres opciones principales de tratamiento contra el cáncer oral y orofaríngeo: cirugía, radioterapia y quimioterapia. Se puede utilizar uno de estos tratamientos o una combinación de ellos. A continuación, se describen las opciones de tratamiento más frecuentes para el cáncer oral y orofaríngeo. Las opciones y recomendaciones en cuanto a los tratamientos dependen de varios factores, entre ellos, el tipo y estadio del cáncer, los efectos secundarios posibles, así como las preferencias del paciente y su estado de salud general. Tómese el tiempo para conocer sus opciones de tratamiento y asegúrese de hacer preguntas si tiene dudas sobre cosas que no están claras. Además, hable acerca de los objetivos de cada tratamiento con su médico y lo que puede esperar mientras recibe el tratamiento.
Cirugía
La cirugía es la extirpación del tumor y del tejido circundante durante una operación. Es importante que una persona busque la opinión de diferentes miembros del equipo multidisciplinario antes de tomar la decisión respecto de un tratamiento específico. Aunque la cirugía es la manera más rápida de eliminar tejidos cancerosos, existen otros métodos de tratamiento que pueden tener la misma efectividad en el tratamiento del cáncer. Es recomendable que las personas consulten sobre otras opciones de tratamiento.
Durante la cirugía, el cirujano realiza una operación para extirpar el tumor canceroso y parte del tejido sano circundante (llamado un margen). Un cirujano oncólogo es un médico que se especializa en el tratamiento del cáncer a través de la cirugía. El objetivo de la cirugía es extirpar todo el tumor y dejar márgenes negativos, lo que significa no dejar rastros de cáncer en el tejido sano. En algunos casos, la cirugía es seguida de radioterapia y/o quimioterapia. Según la ubicación, el estadio y la patología del cáncer, algunas personas pueden necesitar más de una operación para extirpar el cáncer y para ayudar a restaurar el aspecto y la función de los tejidos afectados.
Todos los procedimientos quirúrgicos se deben realizar con la ayuda de una biopsia por congelación (una biopsia en la que una muestra de tejido se congela inmediatamente para acelerar el proceso de examen) de los márgenes al momento de la cirugía. Esto requerirá la extirpación de tejido adicional para obtener un margen sin células cancerosas. Es posible utilizar ocasionalmente la cirugía micrográfica, que es muy frecuente en el tratamiento del cáncer de piel, para los tumores de la cavidad oral, y es una forma de minimizar la cantidad de tejido sano que se extirpa. Esta técnica se usa a menudo con el cáncer de labios e implica extirpar el tumor visible, además de pequeños fragmentos del borde del área donde está ubicado el tumor. Cada pequeño fragmento se examina con un microscopio hasta extirpar todo el cáncer.
Los procedimientos quirúrgicos más comunes para el cáncer oral y orofaríngeo incluyen:
Cirugía del tumor primario: El tumor y un área de tejido circundante se extirpan para disminuir las posibilidades de que quede algo del cáncer. El tumor puede extirparse por la boca o a través de una incisión en el cuello. Es posible que también deba practicarse una mandibulectomía, que consiste en la resección del hueso de la mandíbula para obtener acceso al tumor.
Glosectomía: Es la extirpación parcial o total de la lengua.
Mandibulectomía: Si el tumor ingresó a un maxilar, pero no se diseminó al hueso, se extirpa una parte del maxilar o la totalidad de este. Si hay evidencia de la destrucción de la mandíbula en una radiografía, podría ser necesario extirpar todo el hueso.
Maxilectomía: Es una cirugía en la que se extirpa parte o la totalidad del paladar duro, que consiste en la bóveda ósea de la boca. Se pueden colocar prótesis (dispositivos artificiales) o, más recientemente, usar colgajos de tejido blando con o sin hueso para rellenar los espacios que se producen por esta operación.
Vaciamiento del cuello: Frecuentemente, el cáncer de la cavidad oral y la orofaringe se disemina a los ganglios linfáticos del cuello, y puede ser necesario realizar un procedimiento quirúrgico llamado vaciamiento del cuello para extirpar los ganglios de manera parcial o total.
Laringectomía: Rara vez es necesario realizar una laringectomía (la extirpación completa o parcial de la laringe o la caja de la voz) para el tratamiento del cáncer oral u orofaríngeo. La laringe es fundamental para la deglución porque protege la vía respiratoria al impedir que los alimentos y los líquidos ingresen a la tráquea y lleguen a los pulmones, lo que puede causar neumonía. Ante la presencia de un tumor grande de la lengua o la orofaringe, es probable que el médico también deba extirpar la laringe para proteger las vías respiratorias al tragar. Si se extirpa la laringe, la tráquea se vuelve a unir a la piel del cuello donde se realiza un orificio llamado estoma, a través del cual el paciente respira. Es necesario realizar rehabilitación para aprender a hablar de una manera nueva.
Traqueotomía: Si el cáncer obstruye la garganta o es demasiado grande para su extirpación total, se realiza un orificio llamado traqueotomía en el cuello y se coloca un tubo de traqueotomía a través del cual la persona respira. Una traqueotomía puede ser temporal o permanente.
Tubo de gastrostomía: Si el cáncer inhibe la capacidad de tragar, se coloca un dispositivo de alimentación denominado tubo de gastrostomía a través de la piel y el músculo abdominal directamente dentro del estómago. Si el problema de deglución es temporal, es posible utilizar una sonda (tubo) nasogástrica (nasogastric, NG) (que se inserta por la nariz hasta el esófago y dentro del estómago), en lugar de una sonda dentro del estómago. Las sondas que se colocan en el estómago también pueden ser métodos temporales para mantener la nutrición hasta que la persona pueda tragar por la boca adecuadamente y de manera segura.
Reconstrucción: Si el tratamiento requiere la extirpación de grandes áreas de tejido, quizás sea necesario realizar una cirugía reconstructiva para ayudar al paciente a tragar y hablar nuevamente. Es posible tomar hueso o tejido sano de otras partes del cuerpo para rellenar los espacios que dejó el tumor o reemplazar parte del labio, la lengua, el paladar o la mandíbula. Es posible que un prostodoncista (un especialista dental con especialización en la restauración y el reemplazo de piezas dentales rotas con coronas, puentes o prótesis desmontables [dentaduras postizas]) haga una pieza dental o facial artificial para facilitar la deglución y el habla. Un patólogo del habla puede enseñar al paciente a comunicarse usando nuevas técnicas o equipos especiales. Un patólogo del habla también puede ayudar a los pacientes que tienen dificultad para comer por la boca después de la cirugía o de la radioterapia para que recuperen la habilidad de tragar.
En general, la cirugía para el cáncer oral y orofaríngeo suele causar hinchazón, lo que dificulta la respiración. Puede provocar la pérdida permanente de la voz o el deterioro del habla; dificultad para masticar, tragar o hablar; adormecimiento del oído; debilidad para levantar los brazos por encima de la cabeza; pérdida del movimiento en el labio inferior; y desfiguración facial. La cirugía puede disminuir el funcionamiento de la glándula tiroides, especialmente después de una laringectomía total y/o radioterapia en la región afectada. Consulte a su equipo de atención médica de antemano acerca de qué esperar de su cirugía específica y de cómo se manejarán los efectos secundarios.
Radioterapia
La radioterapia es el uso de rayos X u otras partículas con alta potencia para matar las células cancerosas. El médico que se especializa en administrar radioterapia para tratar el cáncer se denomina radioncólogo. El tipo más común de tratamiento de radioterapia es la radioterapia con haz externo, que se aplica desde una máquina externa al cuerpo. La radioterapia con haz externo se aplica con un haz de radiación dirigido al tumor y, generalmente, se la administra como procedimiento ambulatorio. Cuando el tratamiento de radiación se aplica mediante implantes, se denomina radioterapia interna o braquiterapia. En la radioterapia interna, se utilizan minúsculas cuentas o varillas con material radiactivo que se implantan quirúrgicamente en el sitio del cáncer o cerca de este. El implante se deja colocado durante varios días mientras la persona permanece en el hospital. Por lo general, un régimen (programa) de radioterapia consiste en una cantidad específica de tratamientos que se administran en un plazo determinado.
Hay un método de radioterapia externa más nuevo, conocido como radioterapia de intensidad modulada (intensity modulated radiation therapy, IMRT), que permite aplicar dosis más efectivas de radioterapia, a la vez que se reduce el daño a las células sanas, lo que produce menos efectos secundarios. La terapia de protones (también llamada terapia con haz de protones) es un tipo de radioterapia con haz externo en la que se usan protones en lugar de rayos X. Con alta potencia, los protones pueden destruir las células cancerosas.
La radioterapia puede ser el tratamiento principal contra el cáncer de la cavidad oral, o bien puede utilizarse después de la cirugía para destruir pequeñas áreas afectadas por el cáncer que no pudieron extirparse quirúrgicamente.
Antes de comenzar la radioterapia de cualquier cáncer de cabeza y cuello, un dentista oncólogo (un dentista con experiencia en el tratamiento de personas con cáncer de cabeza y cuello) debe realizar un examen exhaustivo a la persona. Debido a que la radioterapia puede provocar caries, es posible que se deban extraer las piezas dentales dañadas. A menudo, es posible prevenir las caries con un tratamiento odontológico adecuado antes de iniciar la radioterapia.
Asimismo, es importante que un patólogo del habla oncológico (un patólogo del habla con experiencia en el tratamiento de personas con cáncer de cabeza y cuello) asesore y evalúe a la persona. Dado que la radioterapia puede causar daños al tejido sano, después de este tratamiento las personas suelen tener dificultad para hablar y/o tragar. Estos problemas pueden aparecer después de un largo tiempo de finalizada la radioterapia. Los patólogos del habla pueden proporcionar ejercicios y técnicas para prevenir problemas del habla y problemas para tragar a largo plazo.
La audición también puede verse afectada en los pacientes que reciben radioterapia en la cabeza. A veces, puede ser necesario que un audiólogo (especialista de la audición) examine a los pacientes para determinar las capacidades y/o la pérdida de audición.
Otros efectos secundarios de la radioterapia en la cabeza y el cuello pueden incluir enrojecimiento o irritación de la piel en el área tratada, sequedad en la boca o saliva espesa debido al daño en las glándulas salivales (que puede ser temporal o permanente), dolor óseo, náuseas, fatiga, llagas en la boca y/o dolor de garganta.
Además de la dificultad para tragar y hablar, los pacientes que reciben radioterapia también pueden tener dificultad para abrir la boca, pérdida del apetito debido a cambios en el sentido del gusto, pérdida de la audición debido a la acumulación de líquido en el oído medio o daño a nivel nervioso y acumulación de cera en los oídos que se seca completamente por el efecto de la radioterapia en el conducto auditivo externo. La radioterapia también puede causar una afección llamada hipotiroidismo, en la que la glándula tiroidea (ubicada en el cuello) trabaja con más lentitud y hace que el paciente se sienta cansado y aletargado. El paciente que recibe radioterapia en el área del cuello debe someterse a controles de tiroides regularmente.
Quimioterapia
La quimioterapia es el uso de fármacos para destruir las células cancerosas, generalmente al inhibir su capacidad para crecer y dividirse. La quimioterapia sistémica se administra a través del torrente sanguíneo para que alcance las células cancerosas de todo el cuerpo. Un oncólogo clínico es quien administra la quimioterapia. Algunas personas quizás reciban la quimioterapia en el consultorio del médico o en una clínica para pacientes ambulatorios; otras, probablemente, se traten en el hospital. Un régimen (programa) de quimioterapia, por lo general, consiste en una cantidad específica de ciclos que se administran en un plazo determinado. Un paciente puede recibir un fármaco por vez o combinaciones de diferentes fármacos al mismo tiempo.
Por lo general, se recomienda el uso de quimioterapia en combinación con radioterapia (llamada radioquimioterapia concomitante). A veces, la combinación de estos dos tratamientos puede controlar el crecimiento del tumor y, frecuentemente, es más efectiva que la administración de cualquiera de los dos tratamientos solos. Sin embargo, al combinar estos tratamientos, pueden presentarse más efectos secundarios.
La quimioterapia puede utilizarse como terapia neoadyuvante (el tratamiento inicial antes de la cirugía, la radioterapia o ambas) o como terapia adyuvante (el tratamiento después de la cirugía, la radioterapia o ambas).
La quimioterapia para el cáncer de la cavidad oral se administra con mayor frecuencia como parte de un estudio clínico (un estudio de investigación). Muchos tratamientos combinados (quimioterapia y radioterapia) se realizan como parte de un estudio clínico.
Cada medicamento o combinación de medicamentos puede causar efectos secundarios específicos. Mientras que algunos pueden ser permanentes, la mayoría de los efectos secundarios son temporales y habitualmente bien controlados. En general, la quimioterapia puede causar fatiga, náuseas, vómitos, caída del cabello, sequedad en la boca, pérdida de la audición, pérdida del apetito (a menudo debido a cambios en el sentido del gusto), dificultad para comer, debilidad en el sistema inmunológico, diarrea y/o estreñimiento, y llagas abiertas en la boca (que pueden dar lugar a infecciones).
Los medicamentos utilizados para tratar el cáncer se evalúan constantemente. A menudo, hablar con su médico es la mejor forma de obtener información sobre los medicamentos que le recetaron, su finalidad y los posibles efectos secundarios o las interacciones con otros medicamentos.
Inmunoterapia
La inmunoterapia (también llamada terapia biológica) está diseñada para reforzar las defensas naturales del cuerpo a fin de combatir el cáncer. Utiliza materiales producidos por el cuerpo o fabricados en un laboratorio para mejorar, identificar o restaurar la función del sistema inmunológico.
Terapia dirigida
La terapia dirigida es un tratamiento dirigido a los genes o a las proteínas específicos de un tumor, o a las condiciones del tejido que contribuyen al crecimiento y la supervivencia del cáncer. Este tipo de tratamiento bloquea la proliferación y la diseminación de las células cancerosas y, a la vez, limita el daño a las células normales.
Actualmente, se están utilizando anticuerpos dirigidos contra un receptor celular llamado receptor del factor de crecimiento epidérmico (epidermal growth factor receptor, EGFR) en combinación con la radioterapia para los casos de cáncer de cabeza y cuello. Consulte a su médico sobre los posibles efectos secundarios de un tratamiento específico y sobre cómo pueden manejarse.
Hay estudios recientes que muestran que no todos los tumores tienen los mismos objetivos. Para determinar cuál es el tratamiento más eficaz, su médico puede realizar estudios para identificar los genes, las proteínas y otros factores en su tumor. Como resultado, los médicos pueden encontrar el tratamiento más eficaz que mejor se adapte a cada paciente, siempre que sea posible. Además, se están realizando muchos estudios de investigación para obtener más información sobre objetivos moleculares específicos y tratamientos nuevos dirigidos a ellos.
Cómo obtener atención de los síntomas y efectos secundarios
A menudo, el cáncer y su tratamiento causan efectos secundarios. Además del tratamiento para retardar, detener o eliminar el cáncer, un aspecto importante de la atención para tratar el cáncer es aliviar los síntomas y los efectos secundarios de la persona. Este enfoque se denomina cuidados paliativos o atención de apoyo, e incluye brindarle apoyo al paciente con sus necesidades físicas, emocionales y sociales.
Los cuidados paliativos pueden ayudar a una persona en cualquier estadio de la enfermedad. A menudo, las personas reciben tratamiento contra el cáncer y tratamiento para aliviar los efectos secundarios al mismo tiempo. De hecho, los pacientes que reciben ambos tratamientos, a menudo, tienen síntomas menos graves, mejor calidad de vida e informan que están más satisfechos con el tratamiento.
Los tratamientos paliativos son muy variados y a menudo incluyen medicamentos, cambios alimenticios, técnicas de relajación y otras terapias. Usted también puede recibir tratamientos paliativos similares a los utilizados para eliminar el cáncer, como quimioterapia, cirugía y radioterapia. Hable con su médico sobre los objetivos de cada tratamiento en su plan de tratamiento.
Antes de comenzar el tratamiento, hable con su equipo de atención médica acerca de los posibles efectos secundarios de su plan de tratamiento específico y las opciones de atención de apoyo. Asimismo, durante y después del tratamiento, asegúrese de informar a su médico o a otro integrante del equipo de atención médica si usted está experimentando un problema, de modo que pueda abordarse tan pronto como sea posible.
Cáncer oral u orofaríngeo recurrente
Una remisión sucede cuando el cáncer no puede detectarse en el cuerpo y no hay síntomas. Esto también puede denominarse “sin evidencia de enfermedad” (no evidence of disease, NED).
Una remisión puede ser temporal o permanente. Esta incertidumbre hace que muchos supervivientes se sientan preocupados o ansiosos con respecto a la reaparición del cáncer. Aunque muchas remisiones son permanentes, es importante hablar con su médico sobre la posibilidad de que el cáncer regrese. Comprender el riesgo de recurrencia y las opciones de tratamiento puede ayudar a que usted se sienta más preparado si, en efecto, el cáncer regresa.
Si el cáncer regresa después del tratamiento original, recibe el nombre de cáncer recurrente. Puede reaparecer en el mismo lugar (recurrencia local), en las cercanías (recurrencia regional) o en otro lugar (recurrencia distante).
Si esto ocurre, comenzará nuevamente un ciclo de pruebas para obtener la mayor cantidad de información posible sobre la recurrencia, incluso saber si el estadio del cáncer ha cambiado. Después de realizadas las pruebas, usted y su médico hablarán sobre las opciones de tratamiento. A menudo, el plan de tratamiento incluirá las terapias descritas anteriormente (como cirugía, quimioterapia y radioterapia), pero quizás se combinen de un modo diferente o se administren con un programa diferente. Su médico también puede sugerir estudios clínicos que estén evaluando métodos nuevos para tratar este tipo de cáncer recurrente.
Las personas con cáncer recurrente a menudo sienten emociones tales como incredulidad o temor. Se aconseja a los pacientes que hablen con su equipo de atención médica respecto de estos sentimientos y que consulten acerca de servicios de apoyo que los ayuden a sobrellevar la situación.
Cáncer oral u orofaríngeo metastásico
Si el cáncer se ha diseminado a otros lugares del cuerpo, se llama cáncer metastásico. Se aconseja a los pacientes con este diagnóstico que hablen con médicos experimentados en el tratamiento de este estadio del cáncer, puesto que quizás haya diferentes opiniones respecto del mejor plan de tratamiento. Obtenga más información sobre la búsqueda de una segunda opinión antes de comenzar el tratamiento, a fin de estar tranquilo con el plan de tratamiento elegido. Este análisis puede incluir los estudios clínicos que evalúen nuevos tratamientos.
Su equipo de atención médica puede recomendar un plan de tratamiento que incluya una combinación de cirugía, radioterapia, quimioterapia, inmunoterapia o terapia dirigida. La atención de apoyo también será importante para ayudar a aliviar los síntomas y los efectos secundarios.
Para la mayoría de las pacientes, recibir un diagnóstico de cáncer metastásico es muy estresante y, a veces, difícil de sobrellevar. Se aconseja a los pacientes y a sus familias que hablen acerca de cómo se están sintiendo con médicos, personal de enfermería, trabajadores sociales u otros integrantes del equipo de atención médica. También puede ser útil hablar con otros pacientes, incluso a través de un grupo de apoyo.
Si el tratamiento falla
Recuperarse del cáncer no siempre es posible. Si el tratamiento no es exitoso, la enfermedad puede denominarse cáncer avanzado o terminal.
Este diagnóstico es estresante y, para muchas personas, es difícil hablar al respecto. Sin embargo, es importante que mantenga conversaciones abiertas y sinceras con su médico y el equipo de atención médica a fin de expresar sus sentimientos, preferencias e inquietudes. La función del equipo de atención médica es ayudar, y muchos de sus integrantes tienen habilidades, experiencia y conocimientos especiales para brindar apoyo a los pacientes y sus familiares. Asegurarse de que una persona esté físicamente cómoda y que no sienta dolor es extremadamente importante.
Las pacientes con cáncer avanzado y con una expectativa de vida inferior a los seis meses pueden considerar un tipo de cuidados paliativos llamado cuidados para enfermos terminales o cuidados de hospicio. Este tipo de cuidados está pensado para proporcionar la mejor calidad de vida posible para las personas que están cerca de la etapa final de la vida. Se aconseja que usted y su familia piensen dónde estaría más cómodo: en el hogar, en el hospital o en un centro para enfermos terminales. El cuidado de enfermería y los equipos especiales pueden hacer que permanecer en el hogar sea una alternativa factible para muchas familias.
Después de la muerte de un ser querido, muchas personas necesitan apoyo para ayudarlos a sobrellevar la pérdida.
Investigaciones actuales
Los médicos están trabajando para obtener más información sobre el cáncer oral y orofaríngeo, las formas de prevenirlos, cuál es el mejor tratamiento y cómo brindar los mejores cuidados a las personas a las que se les diagnosticó estas enfermedades. Las siguientes áreas de investigación pueden incluir nuevas opciones para los pacientes a través de estudios clínicos. Hable siempre con su médico sobre las mejores opciones de diagnóstico y tratamiento para su caso.
Nuevos tratamientos
Se dispone de una gran cantidad de nuevos tratamientos como resultado de los adelantos en los conocimientos de la biología del cáncer. Algunos de estos tratamientos, entre los que se incluyen la terapia biológica y la terapia dirigida, están disponibles a través de estudios clínicos. Las terapias que se están investigando incluyen los inhibidores de la tirosina cinasa, la terapia antiangiogénica (que impide la formación de vasos sanguíneos, necesaria para el crecimiento del tumor), los tratamientos inmunomoduladores y los agentes que provocan la muerte de las células cancerosas. Estos y otros tratamientos se encuentran en diversas etapas de investigación.
Ablación térmica por radiofrecuencia (radiofrequency thermal ablation, RFA).
En la RFA, se usa calor para destruir las células cancerosas. Es una opción de tratamiento mínimamente invasivo que quizás sea útil para los tumores localizados que no pueden extirparse con cirugía.
Cuidados de apoyo
Se están realizando estudios clínicos para encontrar mejores métodos para reducir los síntomas y los efectos secundarios de los tratamientos actuales para el cáncer oral y orofaríngeo, a fin de mejorar el bienestar y la calidad de vida de los pacientes.
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Todo el contenido de Cancer.Net™ ha sido elaborado por Cancer.Net Editorial Board y proporcionado a ALIADA bajo licencia de ASCO como una herramienta de educación para el paciente. ALIADA no ha participado en el desarrollo de este contenido. La información incluida y brindada por ASCO no representa una opinión médica ni pretende sustituirla, así como tampoco respalda ningún producto, servicio o empresa. ASCO considera que las decisiones sobre tratamiento deben acordarse entre pacientes y doctores. Los avances en diagnóstico, tratamiento y prevención son constantes. Para más información, visite Cancer.Net (www.cancer.net).
Después del tratamiento
Después de finalizado el tratamiento para el cáncer oral u orofaríngeo, consulte a su médico para elaborar el plan de cuidado de seguimiento. Este plan puede incluir exámenes físicos regulares y/o pruebas médicas para controlar su recuperación durante los próximos meses y años.
Las personas que recibieron tratamiento para el cáncer oral u orofaríngeo deben realizarse exámenes de seguimiento médicos y dentales periódicos, a fin de detectar signos de recurrencia del cáncer o de un cáncer secundario (un tipo de cáncer diferente). La mayoría de las recurrencias del cáncer oral y orofaríngeo aparecen dentro de los primeros dos o tres años después del diagnóstico; por lo tanto, las visitas de seguimiento serán más frecuentes en los primeros años inmediatamente después del tratamiento.
Un protocolo común de seguimiento es realizar un control cada dos meses durante el primer año, cada cuatro meses durante el segundo año, cada seis meses durante el tercer año y, a partir de entonces, una vez al año. Si se detecta la recurrencia del cáncer, será necesario comenzar nuevamente las pruebas y el tratamiento. Si la cirugía o la radioterapia afectaron la glándula tiroidea, las pruebas de la función tiroidea deben ser parte de los exámenes de la atención durante el seguimiento. Es posible que también se necesiten cuidados dentales especiales para manejar o evitar los problemas dentales a largo plazo como resultado del cáncer o de su tratamiento.
Las personas que reciben tratamiento para el cáncer oral y orofaríngeo tienen un riesgo mayor de desarrollar tipos de cáncer secundarios. Los investigadores están evaluando los beneficios de la quimioterapia para impedir el desarrollo de tumores malignos secundarios, lo que recibe el nombre de quimioprevención.
Si fuma, es importante que lo controlen para detectar un posible cáncer secundario en los pulmones, el esófago, la cabeza y el cuello, incluso sin recurrencia del cáncer inicial. Esta es una de las razones para el seguimiento médico. Participar en estudios clínicos de prevención también puede ser una opción.
La rehabilitación es una parte importante de la atención de seguimiento después de un tratamiento contra el cáncer de cabeza y cuello. Es posible que las personas necesiten fisioterapia, así como terapia del habla y de la deglución. Puede recomendarse atención médica de apoyo para controlar los síntomas y mantener la nutrición durante el tratamiento. Algunas personas quizás necesiten aprender nuevas formas de comer o de ingerir alimentos preparados de otro modo.
Cualquier tratamiento para el cáncer oral u orofaríngeo dificultará la deglución de los alimentos normales. Es importante que las personas que han recibido tratamiento para el cáncer oral u orofaríngeo continúen tragando la mayor cantidad posible de saliva y comida que puedan durante todo su tratamiento, a fin de evitar los problemas para tragar a largo plazo. A menudo se necesitan apoyo y atención nutricional especial durante el tratamiento e inmediatamente después de este, mientras disminuye la reacción del cuerpo al tratamiento, como la hinchazón de los tejidos. Los patólogos del habla pueden ayudar a las personas en la recuperación de sus funciones normales, que se vuelve una parte importante de la planificación del tratamiento y la rehabilitación.
Según el tamaño y la ubicación del tumor, y el tipo de tratamiento contra el cáncer seleccionado, es posible que se deterioren la capacidad de masticar y la capacidad de llevar la comida desde la boca y la faringe hasta el estómago. Si el tratamiento del cáncer modifica las estructuras orales o limita su movimiento, el habla será más difícil de comprender. Antes de comenzar el tratamiento, es necesario realizar una evaluación de las capacidades del habla y la deglución para maximizar el funcionamiento y la calidad de vida después del tratamiento.
Las personas pueden cambiar su aspecto, sentirse cansadas o no estar en condiciones de hablar o comer como lo hacían antes del tratamiento. Es posible que presenten inflamación en el área, llamada linfedema. Muchas se deprimen. El equipo de atención médica puede ayudar a que las personas se adapten y se pongan en contacto con los servicios de apoyo físico y emocional. También en este caso es importante que las personas se reúnan con todos los miembros del equipo multidisciplinario antes de comenzar el tratamiento para el cáncer de cabeza y cuello (ver la sección Tratamiento para obtener más información) para reducir los problemas a largo plazo.
Se aconseja a las personas en recuperación de un cáncer oral y orofaríngeo que sigan las pautas establecidas para una buena salud, entre ellas, mantener un peso saludable, evitar todos los productos que contengan tabaco, tener una alimentación equilibrada, y realizarse los estudios de detección para el cáncer recomendados. Hable con su médico a fin de elaborar el plan que mejor se adapte a sus necesidades. El ejercicio físico moderado puede ayudarlo a recobrar las fuerzas y la energía. Su médico puede ayudarlo a diseñar un plan de ejercicios adecuado en función de sus necesidades, sus aptitudes físicas y su estado físico.
Cómo sobrellevar los efectos secundarios
El temor a los efectos secundarios del tratamiento es común después de un diagnóstico de cáncer, pero puede ayudar saber que la prevención y el control de los efectos secundarios es uno de los principales objetivos de su equipo de atención médica. Esto se denomina cuidados paliativos o atención de apoyo y es una parte importante del plan de tratamiento integral, independientemente del estadio de la enfermedad.
Los efectos secundarios comunes de cada opción de tratamiento para el cáncer oral u orofaríngeo se describen en forma detallada en la sección Tratamiento. Los efectos secundarios dependen de diversos factores, incluidos el estadio del cáncer, la duración y la dosis del (de los) tratamiento(s), y su estado de salud general.
Antes de comenzar el tratamiento, hable con su médico sobre los posibles efectos secundarios de cada tipo de tratamiento que recibirá. Pregunte qué efectos secundarios es más probable que se manifiesten, cuándo es probable que ocurran y qué se puede hacer para evitarlos o aliviarlos. Asimismo, pregunte sobre el nivel de cuidado que usted podría necesitar durante el tratamiento y la recuperación, dado que los familiares y los amigos a menudo desempeñan un papel importante en el cuidado de una persona con cáncer oral u orofaríngeo.
Además de los efectos secundarios físicos, es posible que también se produzcan efectos psicosociales (emocionales y sociales). Se aconseja a los pacientes y sus familiares que compartan sus sentimientos con un integrante del equipo de atención médica, quien puede ayudar con las estrategias para sobrellevarlos.
Durante el tratamiento y después de él, asegúrese de informar al equipo de atención médica sobre los efectos secundarios que experimenta, aun cuando crea que no son graves. A veces, los efectos secundarios pueden durar más allá del período de tratamiento, lo que se denomina efecto secundario a largo plazo. Un efecto secundario que sucede meses o años después del tratamiento se denomina efecto tardío. El tratamiento de ambos tipos de efectos es un aspecto importante de la atención de supervivencia.
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Factores de riesgo y prevención
Un factor de riesgo es todo aquello que aumenta la probabilidad de que una persona desarrolle cáncer. Si bien, a menudo, los factores de riesgo influyen en el desarrollo del cáncer, la mayoría no provoca cáncer de forma directa. Algunas personas que tienen varios factores de riesgo nunca desarrollan cáncer, mientras que sí lo desarrollan otras personas sin factores de riesgo conocidos. Sin embargo, el hecho de conocer sus factores de riesgo y hablar con su médico al respecto puede ayudarle a tomar decisiones más informadas sobre el estilo de vida y la atención médica.
Los factores que aumentan considerablemente el riesgo de cáncer oral y orofaríngeo son:
Tabaco
El consumo de tabaco, incluidos cigarrillos, cigarros, pipas, tabaco de mascar y rapé, es el factor de riesgo más importante para desarrollar cáncer de cabeza y cuello. El ochenta y cinco por ciento (85 %) de los casos de cáncer de cabeza y cuello está ligado al consumo de tabaco. El hábito de fumar en pipa está particularmente vinculado con el cáncer en la parte de los labios que está en contacto con la boquilla de la pipa. Mascar tabaco o tomar rapé se asocia con un incremento del 50 % en el riesgo de cáncer de mejillas, de encías y de la superficie interna de los labios donde el tabaco tiene el mayor contacto. El humo de segunda mano también puede aumentar el riesgo de una persona de desarrollar cáncer de cabeza y cuello.
Alcohol
El consumo frecuente y abundante de alcohol aumenta el riesgo de cáncer de cabeza y cuello, y consumir alcohol y tabaco juntos aumenta este riesgo aún más. Otros factores que pueden incrementar el riesgo que tiene una persona de desarrollar cáncer oral y orofaríngeo incluyen:
Exposición prolongada al sol
La exposición prolongada al sol está vinculada con el cáncer en el área de los labios. Para disminuir el riesgo de cáncer de labio, reduzca su exposición a la luz del sol y otras fuentes de luz ultravioleta (UV).
Virus del papiloma humano (Human papillomavirus, HPV)
Las investigaciones indican que la infección por este virus es un factor de riesgo para el cáncer oral y orofaríngeo. De hecho, los casos de cáncer orofaríngeo relacionado con el HPV en las amígdalas y la base de la lengua son más frecuentes en los últimos años. El HPV se transmite con mayor frecuencia de una persona a otra durante la actividad sexual, incluido el sexo oral. Hay diferentes tipos, o cepas, de HPV, y algunas cepas se asocian más estrechamente con ciertos tipos de cáncer. Las vacunas contra el HPV protegen contra determinadas cepas del virus.
Para reducir el riesgo de infección por HPV, limite la cantidad de compañeros sexuales, ya que tener muchos compañeros sexuales aumenta el riesgo de infección por HPV. El uso de condones no lo protege completamente contra el HPV durante las relaciones sexuales.
Género
Los hombres son más propensos a desarrollar cáncer oral y orofaríngeo que las mujeres.
Piel blanca
La piel blanca está asociada con un riesgo mayor de cáncer de labio.
Edad
Las personas mayores de 45 años tienen un riesgo mayor de cáncer oral, aunque este tipo de cáncer se puede desarrollar en personas de cualquier edad.
Higiene bucal
Las personas cuya higiene bucal/cuidado dental son deficientes pueden tener un riesgo mayor de cáncer de la cavidad oral. La mala salud dental o la irritación constante provocada por prótesis dentales mal adaptadas, especialmente en las personas que consumen alcohol y productos derivados del tabaco, pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer oral y orofaríngeo. Los exámenes periódicos realizados por un dentista pueden ayudar a detectar cáncer de la cavidad oral y algunos tipos de cáncer orofaríngeo en un estadio temprano.
Dieta y nutrición deficientes
Una dieta con bajo contenido de frutas y verduras, una deficiencia en la vitamina A y el hábito de mascar nueces de betel (una nuez que contiene un estimulante suave popular en Asia) aumentan el riesgo de cáncer oral y orofaríngeo.
Sistema inmunológico debilitado
Las personas cuyo sistema inmunológico está debilitado tienen un riesgo más elevado de desarrollar cáncer oral y orofaríngeo.
Consumo de marihuana
Estudios recientes sugirieron que las personas que han consumido marihuana pueden estar en riesgo superior al promedio de desarrollar cáncer de cabeza y cuello.
Prevención
La investigación también continúa buscando otros factores que causan este tipo de cáncer y lo que las personas pueden hacer para reducir su riesgo personal. No existe una forma comprobada de prevenir por completo la enfermedad, pero puede haber medidas que se pueden tomar para reducir su riesgo de cáncer. Aunque algunos de los factores de riesgo de cáncer nasofaríngeo no se pueden controlar, tal como la edad, muchos se pueden evitar realizando cambios en el estilo de vida. Detener el consumo de productos derivados del tabaco es lo más importante que una persona puede hacer para reducir el riesgo de cáncer nasofaríngeo, incluso las personas que fuman desde hace muchos años.
Hable con su médico si le preocupa su riesgo personal de desarrollar este tipo de cáncer.
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